lunes, 5 de agosto de 2013

"LOS GRITOS NO EDUCAN"

Las prisas, el cansancio o el mal humor nos hacen perder la paciencia con los niños con mucha frecuencia. Si les educamos a base de gritos, cada vez que se portan mal, perjudicamos su desarrollo emocional y lo más importante, les enseñamos a ellos a comunicarse con otras personas, de la misma manera que nosotros lo hacemos con ellos. Debes conocer que hay otras maneras más efectivas de proceder.

Lo primero que debes saber, es que cada vez que nosotros emitimos un grito, acompañado con un insulto que por la calentura del momento muchas veces no  nos damos cuenta que lo decimos, pues estamos dañando su personalidad y seguridad, y pues esto conlleva a producir problemas en su salud mental, como la depresión entre otros.

Generalmente a un niño, oír gritar a sus padres se convierte en algo perturbador para él, si convertimos estas reacciones en algo habitual, él asociará el cumplimiento de las normas con el miedo. Asimismo, con otro riesgo asociado, se asustará tanto de nuestras salidas de tono que acabará separándose y nos verá como una persona autoritaria, distante y lejana.

Otra de las consecuencias de crecer con padres gritones, es que los hijos ven a su vez en los gritos algo cotidiano y también se vuelven gritones, pues lo adoptan como una forma de comunicación válida, convirtiéndose en niños que gritan a otros niños y también a sus padres y hermanos. Se llega a un punto en casa en el que hablar en un tono normal resulta ser algo extraño.

Para evitarlo, lo primero que hay que hacer es dar el ejemplo. Los padres debemos aprender a controlarnos antes de gritar y para eso debemos intentar reconocer los síntomas de la ira para evitar explotar. Eso mismo tenemos que trasladarlo a nuestros hijos, comprender sus sentimientos desde la empatía y sin violencia, enseñarles a expresar sus emociones y sus frustraciones mediante una comunicación sana sin necesidad de gritar.

Siempre que gritamos o pegamos, levemente, moderadamente, ocasionalmente, raramente, siempre estamos dedicando un tipo de atención errónea al niño y ese resulta ser un tipo de castigo que jamás funciona.

Muchos padres piensan erróneamente, que los gritos son el mejor método para enseñarles a los niños algún comportamiento adecuado, lo más triste es que aseguran que resulta mejor que darles una bofetada, pues precisamente es justo todo lo contrario, ya que los gritos son el primer método para ejercer violencia y ellos son los que indirectamente les están enseñando a sus hijos a ejercerla.

Por lo tanto, resulta que los gritos son la primera experiencia que tienen los niños con la violencia, y los niños aprenden a comportarse violentamente a través del ejemplo de sus padres o adultos cercanos. Difícilmente podremos decirle a un niño “no grites”, cuando se le está gritando.

Educar sin gritos, requiere de un esfuerzo que a menudo hace necesario revisar nuestras actitudes, aprender a conocernos mejor y a conocer, entender y descubrir a nuestros hijos.

Los gritos, insultos o indiferencia no educan, únicamente sirven para perpetuar el ciclo de violencia y para dañar los sentimientos y las capacidades que puede tener un individuo.

Tomada del Diario EL TIEMPO.pe

No hay comentarios:

Publicar un comentario